Según la carta arqueológica del Campo de Gómara de Mª Jesús Borobio, los primeros restos que indican presencia humana en esta zona corresponden a un periodo ya avanzado de la prehistoria. El estudio comparativo de los restos encontrados sitúa los primeros restos entre el Eneolítico y el Bronce Antiguo, que se podría situar entre el 2250 y el 1500 a. C.
Es significativo que los restos más abundantes de esta época se han encontrado en los yacimientos de "Canto Blanco" y "Peña la Moza" de Paredesroyas. Se trata de restos de una industria lítica con predominio de la técnica de lascas (hachas, raspador, buril y puntas de flecha) y algunos de piedra pulimentada (un pulidor).
Los restos de cerámica encontrados en "Peña la Moza" hacen pensar que se trataba de poblaciones seminómadas dedicadas a la ganadería complementada con la caza y quizás una incipiente agricultura. Como este asentamiento esta situado entre Paredesroyas y Aldealafuente podemos considerar que estamos ante los primeros pobladores de Aldealafuente.
Es destacable también que, además de los mencionados, los restos más interesantes de esta época encontrados en la zona se localizan en Alconaba (hacha, puntas de flecha) y en Candilichera (la única cerámica campaniforme de la zona), localidades colindantes con Aldealafuente.
No hay información sobre poblamientos en la zona durante la Edad del Bronce y es escasa la presencia en la primera Edad del Hierro. Es posible que hubiera una despoblación por causas desconocidas.
En la etapa celtibérica, a partir del siglo IV a. C. se abandonan algunos lugares altos y se fijan asentamientos en lugares más llanos dedicados al aprovechamiento agrícola. Esta zona está poblada por los arévacos, que posiblemente relegaron a los pelendones al Norte de la provincia. Su economía se basaba en el cultivo del cereal y la ganadería ovina en régimen de trashumancia.
En la época romana se produce un despegue económico, aparece la moneda autónoma y se trazan las primeras vías de comunicación, como la que supuestamente iba de Bílbilis a Numancia que atravesaba el campo de Gómara. Disminuye la importancia de la ganadería trashumante y se intensifica la agricultura cerealista que predominará en la zona hasta la actualidad. Se roturan nuevas tierras y bosques y surgen numerosas villas rurales.
Aunque hay constancia de villas en los alrededores (Candilichera, Cabrejas, Tapiela, Aliud, Paredesroyas, Tardajos, Cubo de Hogueras), hay una zona vacía en lo que hoy es Aldealafuente. La abundancia de topónimos que hacen referencia a zonas húmedas ( "La Laguna", "Lagunillas", "Laguna Herrera", "Laguna del Cubillo", "Laguna del Guarrero"), hacen pensar que la ausencia de poblamientos se debiera a la existencia de zonas pantanosas, en las que hubiese lagunas. Otra explicación podría ser que los posibles restos de asentamientos estuvieran todavía ocultos, bajo una espesa capa sedimentaria.
Durante las primeras etapas medievales la zona continuará con las mismas características y será a partir de la invasión musulmana cuando verá alterada su estructura, condicionada a partir de ese momento por el valor estratégico de la línea del Duero.
La invasión musulmana de la península Ibérica en el 711 supuso un profundo cambio en la historia de España. Sin embargo es difícil precisar la influencia que tuvo en la Tierra de Soria, dada la desorganización de esta zona que se arrastraba desde la época visigoda.
Los musulmanes se asentaron siguiendo las vías de comunicación que unían la Meseta Sur y el valle del Duero. Gran parte de los historiadores mantienen la tesis del despoblamiento del resto de la zona. Sin embargo el debate sigue abierto y parece prudente inclinarse más que por el despoblamiento, por la desorganización del territorio, manteniendo formas de vida similares a las que se daban en la etapa visigoda e incluso en la tardorromana. Desde el siglo V la vida de los pobladores de este territorio estaba marcada por las necesidades de supervivencia y posiblemente las formas de vida totalmente sedentarias no existían.
En la época medieval el territorio de la actual provincia de Soria estaba estructurado en distintas Comunidades de Villa y Tierra. Aldealafuente, como los actuales pueblos de su entorno, pertenecía a la Comunidad de Villa y Tierra de Soria que pervive en la actualidad como la Mancomunidad de los 150 pueblos de Soria y su Tierra. Otras Comunidades que junto con la de Soria completaban el territorio de la actual provincia eran las de Ágreda, Almazán, Andaluz, Magaña y Yanguas.
A partir del siglo XI se produjeron sucesivos intentos de repoblamiento de la Tierra de Soria. Más que repoblar, se trataba de organizar a la población en asentamientos fijos. Hasta entonces, para poder subsistir en un medio tan pobre y duro, llevaban unas formas de vida erráticas y no se había alcanzado un sedentarismo definitivo. En esta época aparecían algunos asentamientos nuevos y desaparecían otros en función de las posibilidades de aprovechamiento de las tierras y los pastos colindantes. Practicaban una agricultura de roza o de monte hueco, que consistía en roturar una zona de baldío y cultivar en ella hasta que se agotaba y tenían que buscar una nueva tierra fértil para repetir el proceso. A medida que se fue imponiendo el cultivo por hojas se fue sedentarizando la población. El cultivo por hojas consistía en sembrar un año la mitad del terreno y al siguiente se dejaba descansar esa parte y se cultiva la otra mitad. Los más mayores del pueblo todavía han conocido esa modalidad, pero con el uso generalizado de abonos se comenzó a acadañar, es decir, sembrar las mismas parcelas cada año.
Los intentos para cambiar la organización social de la zona fueron protagonizados por miembros de la nobleza castellana, contaban con la colaboración de la Iglesia y estaban avalados en última instancia por la monarquía. Trataban de organizar la población móvil en núcleos fijos y tenía como fin su control y posibilitar la recaudación de diezmos.
El primer intento conocido de organizar el territorio soriano data del año 1106 y se refieren a la decisión de Alfonso VI de impulsar una corriente repobladora desde las tierras de La Rioja y que tendría como centro Garray. Este impulso repoblador no tuvo éxito y no fue hasta el año 1119 cuando el rey Alfonso I el Batallador sentó las bases para la repoblación definitiva de la Villa y Tierra de Soria.
La población de Soria quedó organizada según un sistema concejil que ya se había seguido en otros territorios de las extremaduras castellanas con el fin de poblar, organizar y defender los territorios que se iban conquistando al Islam al sur del río Duero.
Este sistema de concejo de frontera se fundamentaba en un principio básico: el reconocimiento de la autoridad del rey y las jerarquías y valores que se derivaban de ella. Además los pobladores se responsabilizaban de la defensa del territorio frente al Islam y se comprometían a respetar unos acuerdos y disposiciones tendentes a evitar las luchas y disputas internas entre distintas parentelas. En contrapartida podían disponer del territorio y moverse por él con total libertad.
Estos principios quedaron recogidos en el fuero que Alfonso I concedió a Soria en 1119 y que es conocido como el fuero breve de Soria.
Además de organizar e incorporar el territorio de Soria a su reino, el rey Alfonso I consiguió guerreros que necesitaba para la conquista de Zaragoza.
Todas estas consideraciones nos llevan a pensar que la Soria medieval y su Tierra surgió del acuerdo de los distintos grupos y parentelas, que se unieron y organizaron para mantener su presencia estable en este territorio, presionados por la monarquía castellano-leonesa y los poderes feudales. Además, se aseguraban la posibilidad de mantener la movilidad dentro de la Tierra de Soria.
Las diferentes parentelas que poblaban la comarca de Soria se agruparon de manera que cada una de ellas tenía un asentamiento permanente en Soria, al mismo tiempo que se movían por las diferentes aldeas que les pertenecían y en las que realizaban las tareas agrícolas y ganaderas de las que subsistían.
Llama la atención el hecho de que las aldeas de cada collación no estaban en la misma zona, más bien estaban dispersas por la Tierra de Soria. El motivo de la dispersión es que de esta manera podían diversificar sus actividades agrícolas y ganaderas. El terreno de unas aldeas sería más apropiado para cultivos de secano, en otras dispondrían de agua suficiente para regar los cultivos y en otras encontrarían pastos o leña más abundantes.
La ciudad de Soria se formó a partir de la agrupación de 35 de estos asentamientos habitados por los integrantes de un mismo grupo de parentela. Estos núcleos o barrios se disponían en torno a una iglesia y eran las llamadas collaciones.
Se construyó un perímetro amurallado de más de 4000 metros que encerraba una superficie de más de 100 hectáreas. A pesar del elevado número de collaciones, éstas no llenaban todo el espacio, quedando terreno vacío intramuros y dando el aspecto de una aglomeración de pequeñas aldeas.
Los habitantes de cada collación tenían inicialmente un fuerte sentido de pertenencia a la misma, por su origen común y por seguir conviviendo tanto dentro de Soria como en las aldeas que les pertenecían.
La organización política y administrativa se basaba en las collaciones que estaban representadas en el concilium o asamblea inicialmente por las jerarquías de las parentelas y más tarde también por los caballeros-villanos. Es a partir de la redacción del fuero extenso de Soria cuando el concejo pierde poder en favor de los caballeros, aunque todavía dentro del marco de las collaciones.
Se cree que la ciudad en su conjunto no superaba los 5000 habitantes y agrupaba más de 300 pueblos que se extendían por 3000 km2.
Es curioso como en la segunda mitad del siglo XX se produjo un fenómeno que guarda cierta relación con el que estamos describiendo, pero que en realidad supuso un despoblamiento de las tierras de Soria. Muchos de los habitantes de los pueblos se desplazaron a la ciudad en busca de mejor calidad de vida y de los servicios a los que no tenía acceso en el pueblo. Algunos de ellos siguen atendiendo las tareas agrícolas y ganaderas en su pueblo como se hacía en la Edad Media.
A partir de la segunda mitad del siglo XIII se va sedentarizando la población en las aldeas. A ello contribuye el hecho de que se vayan construyendo iglesias en las aldeas y al interés de los clérigos rurales en asentar a sus parroquianos para cobrarles los diezmos. Poco a poco se fueron debilitando los vínculos de los pobladores de las aldeas con el resto de miembros de su collación.
A pesar de todo, seguían manteniendo cierta relación con los miembros de su collación que se cultivaba cuando los pobladores de las aldeas acudían a Soria con motivo de bodas, entierros, fiestas u otros actos sociales. Tal como se recoge en el fuero, para San Juan se celebraban las fiestas de Soria y los pobladores de las aldeas acudían cada uno a su collación y se asentaban durante una temporada en los terrenos próximos, alojándose en tiendas y llevando parte de sus enseres, incluso su ganado.
Precisamente para resolver los conflictos que se planteaban entre los clérigos de las aldeas y los de las collaciones de Soria a causa de del cobro de los diezmos, el rey Alfonso X encargó a la realización de un censo detallado de los pobladores de la tierra de Soria. En la Biblioteca de la Real Academia de Historia se conserva un pequeño códice de pergamino que, si no es el original, sin duda es una copia de la misma época y tiene por título: “Padrón que el muy alto noble señor don Alfonso X mandó fazer a Diego Gil Daylón”. El rey, además, actuó de árbitro para conseguir un acuerdo entre la villa y las aldeas en el reparto de los diezmos.
El padrón incluía el recuento de los diezmeros (personas que debían pagar impuestos, normalmente los cabeza de familia) de cada collación, comenzando con los que habitaban en la villa y a continuación los de cada una de las aldeas que pertenecían a esa collación. Distinguía entre vecinos, moradores y atemplantes, clasificándolos de mayor a menor vinculación con el lugar al que los vinculaba. Además citaba los fazedores que erán las personas encargadas de realizar el recuento en cada localidad.
A partir de la prolija información que nos proporciona el padrón de 1270 podemos enumerar las 35 collaciones así como las aldeas que les correspondían.
Todos hemos conocido cómo hasta no hace mucho tiempo los jóvenes de cada pueblo se casaban con los del mismo pueblo o con los de otros pueblos del entorno. Lo habitual es que una familia tenga parientes en otras localidades de la comarca.
Pero lo que no podíamos imaginar es que los vecinos de cada pueblo somos parientes lejanos de los habitantes de otra media docena de pueblos diseminados por la Tierra de Soria.
En concreto, los habitantes de Aldealafuente tienen el mismo origen que los de Cuellar, Navalcaballo, Los LLamosos, Blasconuño, Garrahedo, Nodojo, La Reyna y Cabrejuelas del Hoyo.
Hace aproximadamente 750 años un grupo no muy numeroso de familias emparentadas entre sí se estableció en Soria en la zona que queda enfrente del actual colegio del Sagrado Corazón, detrás del palacio de los Beteta. Allí construyeron una iglesia y fundaron la collación del Poyo que más tarde se conocería como Nuestra Señora del Poyo. Estos mismos habitantes acudían a las nueve aldeas donde realizaban las tareas agrícolas y ganaderas que les permitían subsistir.
De estos pobladores primitivos descienden los habitantes posteriores de los nueve lugares. Obviamente con el tiempo los habitantes de estas aldeas, como ya hemos referido, se habrán ido relacionando con los de las aldeas vecinas, aunque pertenecientes a distintas collaciones. Si se observan los apellidos de los habitantes actuales de los pueblos de la collación, no se aprecia ninguna relación, pero no cabe duda de que hay un origen común.
Al principio, la movilidad de la población entre Soria y los lugares de la Tierra era mayor pero paulatinamente se fue fijando la población de los núcleos rurales. Construyeron iglesias en las aldeas que han dado lugar a los pueblos actuales salvo algunas que desaparecieron y hoy se conocen como despoblados. Este es el caso de Garrahedo, Nodojo, La Reyna y Cabrejuelas del Hoyo.
Según el padrón de 1270 en la collación del Poyo en Soria había 2 vecinos que permanecían todo el tiempo en la villa, 5 moradores que vivían la mayor parte del año en la villa aunque acudieran ocasionalmente a los lugares de la Tierra y 1 atemplante que habitaba ocasionalmente en la villa. A estos habitantes hay que añadir los componentes de sus respectivas familias, pues el padrón se realizó a efectos de recaudar los diezmos y solo recogía los diezmeros, normalmente los cabezas de familia.
Además en las aldeas de la Tierra se contabilizaron los siguientes habitantes:
Cuellar: 4 vecinos y 15 moradores.
Navalcaballo: 4 moradores y 1 atemplante.
Los Llamosos: 6 moradores.
Blasconuño: 2 moradores y 1 atemplante.
Garrahejo: 2 moradores y 1 atemplante.
Nodojo: 3 moradores.
La Reyna: 1 morador.
Cabrejuelas del Hoyo: 2 moradores.
Aldealafuent: 1 vecino, 12 moradores y 6 atemplantes.
Cabe destacar el elevado número de lugares de la collación, pero su número de habitantes era más bien escaso, siendo Cuellar y Aldealafuente los núcleos más poblados.
En el padrón aparecen incluso los nombres de esos habitantes, aunque algunos de ellos son ininteligibles.
En las páginas 129 y 130 de la edición digitalizada del padrón de Soria de 1270 que proporciona la biblioteca digital de la Real Academia de Historia, en relación a la población de Aldealafuente se lee, a veces se adivina:
De el aldea de la Fuent(e). Faz(edores) D(oming)o P(edr)o? Polo
Vezino
A? engot(e)
Atemplantes
Polo
T? redes
Domingo chico
Pascual de domingo almajano
Pascual cortes
Do mi(n)guez
Moradores
D(omingo) P(edro)
Yague
Andres
Don viceint(e)
Blasco gomez
Viceint(e) gordo
Don domi(n)go
Doña Sol
Viceint(e) de estevan
Doña Sa(n)cha
Estevan
Viceint(e) ib?es
PDF con las dos páginas a tamaño completo
La Iglesia Parroquial es un edificio de los siglos XVI y XVII, que conserva de la vieja fábrica románica un tramo de cornisa en su muro Norte, soportada por cuatro canecillos, tres de nacela y uno con bola. En el interior del templo hay una pila bautismal románica (100 cm de diámetro por 67 cm de altura) decorada únicamente con un bocel en el borde superior.
En el interior de la Iglesia es destacable el retablo plateresco de la capilla del Obispo San Clemente. Aunque el soporte material de la escultura renacentista suele ser la madera, habitualmente de pino, este retablo es excepcional puesto que está labrado en mármol.
Es obra del entallador Diego de Zorrilla que lo terminó en el año 1546. Los expertos han observado ciertas semejanzas entre algunas figuras (veneras y flameros) del retablo, y el estilo de la portada de Enríquez del claustro de la Catedral, aunque le atribuyen mayor sobriedad. Los relieves tienen influencias de las escuelas burgalesa y palentina, sobre todo de ésta última el calvario.
Del mismo material, y se cree de la misma mano, es el retablo de la Virgen de la Iglesia vecina de Cabrejas del Campo.
En 1749 Fernando VI intentó realizar una importante reforma fiscal y acabar con el complicado sistema de impuestos de la época instaurando un solo impuesto, la Única Contribución. Ésta finalmente no se llevó a cabo, pero para prepararla se realizó una exhaustiva encuesta en todos los lugares de la Corona de Castilla, el Catastro del Marqués de la Ensenada, que recibe el nombre de uno de los ministros de Fernando VI impulsor de la misma. Recogemos aquí las Respuestas Generales, una colección de cuarenta preguntas que respondieron representantes del concejo de Aldealafuente y varios peritos elegidos entre los habitantes que mejor conociesen las tierras, el ganado, la población y en general todo lo relativo al pueblo.
Las respuestas a este interrogatorio han sido digitalizadas por el Ministerio de Cultura, y aquí puedes encontrar un documento en pdf con las correspondientes a Aldealafuente. Sin embargo la caligrafía de un escriba del siglo XVIII, las frecuentes faltas de ortografía de acuerdo con las normas modernas, un descontrolado uso de las mayúsculas, las abreviaturas e incluso la marca de agua del ministerio dificultan su lectura, por lo que hemos transcrito por completo las respuestas para que sean realmente accesibles.
Algunas de las abreviaturas utilizadas aparecen en la siguiente lista:
Se han realizado los cambios imprescindibles para corregir la ortografía y hacer comprensible el texto, además de sustituir puntualmente alguna palabra por la grafía más utilizada en la actualidad (hierba por yerba o arado por aradro).
LUGAR DE ALDEALAFUENTE
Lugar de Aldea Lafuente:
Interrogatorio y respuestas dadas por la Justicia, Peritos de Oficio, y del Concejo del Lugar de Aldea dela Fuente. En el Lugar de Aldea dela Fuente jurisdicción de la ciudad de Soria a diecisiete días de mes de abril de mil setecientos cincuenta y dos. El Señor Don Jacinto Herrera, juez subdelegado para las diligencias de la única contribución de este dicho Lugar, y otros diferentes de esta provincia, para efecto de evaluar las preguntas generales del articulado antecedente por medio de un recado cortesano, pareció D. Diego Phelipe de la Torre cura vicario de la parroquia de él, para asistir a este acto, y para responder a ellas hizo parecer ante sí a Sebastián Martínez y Manuel Morales alcaldes pedáneos, Manuel Ruiz Rey, Joseph Diez y Juan Martínez, peritos nombrados por este concejo, Miguel Palomar, Juan Sanz, y Nicolás Jiménez personas diputadas, por él, Thomas Santiago Melendo y Bernardo Ramírez peritos de oficio nombrados por su merced . Y estando así juntos, por ante mi escribano, de S.M. vecino de la villa de Aranda de Duero, de cada uno de los expresados, a excepción de dicho cura tomo, y recibo juramento por Dios y a una cruz en forma de derecho, el que hicieron cumplidamente, bajo de él prometieron decir verdad de cuanto supieren y les fuere preguntado, y siéndolo por dicho interrogatorio a cada una de sus preguntas deponen lo siguiente.
A la primera dijeron que esta población siempre se ha nombrado y se llama Lugar de Aldea dela Fuente y responden.
A la segunda dijeron que este Lugar es propio de S.M (que Dios guarde) a quien pertenecen todos los derechos que importan, el de alcabalas, mil ciento noventa y tres reales y nueve maravedís. El de millones y nuevos impuestos ciento sesenta y nueve reales y trece maravedís. El derecho ordinario y extraordinario, noventa y seis reales y seis maravedís, y el de martiniega treinta reales y dieciocho maravedís de vellón, cuyas partidas se pagan anualmente en la tesorería de dicha ciudad de Soria como resultara por asiento hecho por este sexmo de Lubia y responden.
A la tercera dijeron, que el término de este Lugar ocupa de Levante a Poniente cinco mil doscientas varas, y de Norte al Sur cinco mil cien varas, y cuatro leguas, y la cuarta parte de otra de circunferencia, que son otras tantas horas de camino por ser regular andarse legua por hora, computando cada una por cinco mil varas, confronta a Levante con los términos de los Lugares de Candilichera y Cabrejas, a Poniente con los de los Lugares de Riba Roya, y Tardajos, al Norte con el termino del Lugar de Cubillo, y dicho Tardajos y al Sur con los de los Lugares de Tapiela, Aliud, y Paredes Royas, y este tiene la figura del margen, y responden.
A la cuarta dijeron que en el término de este Lugar, hay tierras de hortaliza que se riegan a mano, de sembradura de secano que producen a segundo año, prados de siego de secano, prados de secano también, para pastos, dehesa para lo mismo, eras para trillar, tierras yermas por desidia de los dueños, y muertas por naturaleza, y que no hay tierras que den dos cosechas, porque solamente las hortaliza da una sola y prado y responden.
A la quinta dijeron que en la tierra de hortaliza de regadío sin plantío de árboles, se halla ser de la primera calidad, en las de sembradura de secano que producen a segundo año, de las tres calidades, que son de la primera, segunda y tercera calidad cada una en su especie, en la de prados de siego de la única en su especie, en la de prados de pasto y dehesa, de lo mismo, en la tierra yerma por desidia de los dueños de la tercera calidad, y en la muerta por naturaleza de la más remota e inferior del termino y responden.
A la sexta dijeron que en este Lugar hay algunos árboles sauces, chopos y olmos, y responden.
A la séptima dijeron, que los árboles citados eran puestos inmediatos de la fuente de este Lugar en un ejido, y responden.
A la octava dijeron que dicho plantío está sin orden, y responden.
A la novena dijeron, que en el término de este Lugar se usa de la medida que llaman yugada, la que se compone de tres mil doscientas varas castellanas cuadradas, multiplicadas, ochenta por largo, y cuarenta de ancho, que cada yugada de tierra de sembradura de secano, que produce a segundo año, se siembra con una fanega de trigo puro, o fanega y media de cebada. En una yugada de segunda calidad, se siembra con nueve celemines de trigo común, y en las de tercera calidad con siete celemines de centeno, o lo mismo de avena, y en las demás tierras no se siembra cosa alguna, porque la de hortaliza, prados, y dehesa se dirá su utilidad en la pregunta que corresponde, y responden.
A la décima dijeron que; en el término de este Lugar, hay ocho mil trescientas sesenta y seis yugadas de tierra, en esta forma; dos yugadas y media de tierra de hortaliza de regadío sin plantío de árboles; veintiséis yugadas de tierra de sembradura de secano de primera calidad, y ochocientas treinta y seis de la segunda, mil novecientas cuarenta y ocho yugadas de la tercera calidad, veintiséis yugadas de prados de siego, de secano, de la única calidad en su especie, ciento trece yugadas y media de prados de pasto, ochenta y cuatro yugadas que ocupa la dehesa, también para pastos, seis yugadas de eras para trillar, quinientas ochenta y seis yugadas de tierra yerma por desidia de los dueños, de la tercera calidad, cuatro mil doscientas treinta yugadas de tierra yerma muerta por naturaleza; doscientas yugadas que ocupan los caminos, acequias y ribazos, y las nueve yugadas en que está extendida esta población, y responden.
A la undécima pregunta dijeron, que en las tierras de este término se coge verdura, trigo puro, común, centeno, cebada, avena, hierba de siego, y responden.
A la duodécima dijeron; que en una yugada de tierra de hortaliza de regadío, sin plantío de árboles, unos años con otros produce siete cargas de verduras, de peso cada una de seis arrobas; una yugada de tierra de sembradura de secano que produce a segundo año de la primera calidad, en seis años, cuatro fanegas y media de trigo puro, y dieciocho fanegas y media de cebada; en una yugada de tierra de la de segunda calidad, en dicho tiempo, doce fanegas de trigo común, y en cada yugada de tercera calidad dichos seis años siete fanegas y media de centeno, y fanega y media de avena; una yugada de prado de siego de secano produce en cada amaño cuatro cargas de hierba de peso cada una de seis arrobas; cada yugada de prado que sirve para pastos cuatro reales considerada su utilidad y lo mismo a cada yugada de dehesa por la misma razón; cada yugada de las que ocupan las eras da de utilidad para trillar once reales de vellón, y que las tierras yermas por desidia, ni las muertas por naturaleza, no dan utilidad alguna, porque solo sirven para pastar comúnmente los ganados de este pueblo o los de la jurisdicción de Soria, y los que transitan de la Cañada Real, y responden.
A la decimotercera dijeron, se remiten a lo que llevan declarando en las preguntas, sexta, séptima y octava, y responden.
A la decimocuarta dijeron que regularmente los frutos de este término tienen los valores siguientes; una arroba de verdura real y medio; cada fanega de trigo puro quince reales; la de común once; la de centeno nueve; la fanega de cebada siete; la de avena cuatro; la arroba de hierba veinticuatro maravedís; la de lana treinta reales y cada cordero siete y medio y responden.
A la decimoquinta pregunta dijeron, que sobre las tierras de este término, se haya impuesto el derecho de primicia, por el que se paga media fanega de todos granos, por cada cosecha, y el de diezmo de cada diez fanegas una de todos granos, a excepción de los que se cogen en las tierras que corresponden al convento de Santa Clara de la villa de Tordesillas, que impositan en cada un año cuarenta y siete reales y doce maravedís de vellón; y así también se diezman lanas y corderos, de cada diez una y uno; y que el derecho de primicia le percibe el cura vicario de este dicho Lugar, y el de diezmo aunque no con igualdad, el Rey Nuestro Señor, la Dignidad Episcopal de Osma, el Arcediano de Soria, el cabildo de la Colegial de Soria, el Arcipreste de Gómara, el Arcediano de Ara, la Iglesia de este Lugar, las de Soria de donde son feligreses los dueños que tienen tierras en este término, el Colegio de la Compañía de Soria por el derecho de Piea, y el tercero que recoge los frutos de la villa de este Lugar, y responden.
A la decimosexta dijeron que por un quinquenio imposita el derecho de primicia siete fanegas de trigo, diez de centeno, seis de cebada y cuatro fanegas de avena y el de diezmo cinco fanegas y dos celemines de trigo puro, ciento sesenta y siete y tres celemines de trigo común, doscientas cuarenta y nueve fanegas de centeno, ciento dieciocho de cebada, cuarenta y tres fanegas de avena, sesenta y seis corderos y dos tercios de otro, ciento ochenta y una lanas, de peso todas de seiscientas cuarenta y seis libras, y que no hacen memoria que estos derechos se hayan arren(dado) por percibirlos siempre en sus especies los mismos interesados, y que los diezmos menores los percibe el dicho cura vicario, que pueden importar en cada un año treinta reales de vellón, y responden.
A la decimoséptima dijeron: no hay cosa de cuanto contiene, y responden.
A la decimoctava , dijeron que en este Lugar y su término hay esquilmo de ganado churro, que pertenecen a sus dueños, y la utilidad que cada uno en su especie puede dar al año, es en esta forma; por el esquilmo de la lana de un carnero cuatro reales y tres cuartillos; por el de cada oveja tres y cuartillos y por el añino de un cordero real y cuartillos por la venta de carnes del ganado de esta especie se considera sacar para ella de cada mil cabezas setenta carneros, y cuarenta ovejas, a precio el de los primeros de diecisiete reales y las segundas a ocho, y que no viene más ganado de esquileo que el de sus mismos dueños, que lo hacen en sus casas, y responden.
A la decimonovena dijeron, no hay cosa de cuanto contiene, y responden.
A la vigésima dijeron, que en esta población y término, hay las especies de ganado, y número de cabezas que se siguen: tres mil ciento cincuenta y una de lana churra, veintinueve de mular: dieciocho cabezas de ganado yeguno: setenta y tres de vacuno; veintitrés jumentos y jumentas, y setenta y dos cabezas de ganado de cerda, y que ningún vecino tiene mas cabaña, ni yeguada y responden.
A la vigesimoprimera dijeron, que esta población se compone de diecinueve vecinos y medio, en los que se comprehende al cura vicario, y una viuda, cuatro habitantes y responden.
A la vigesimosegunda dijeron, que en este Lugar hay veintitrés casas habitables, dos graneros, cuatro pajares, una casa fragua y una casa arruinada, las que no tienen carga alguna por el establecimiento del suelo, y responden.
A la vigesimotercera dijeron, que este Lugar y su común goza en los términos de los propios siguientes: tres yugadas de tierra de sembradura de secano que produce a segundo año, de la primera calidad, ciento cuarenta y cuatro yugadas de la tercera; ciento una yugadas de prados para pasto; ochenta y cuatro yugadas que ocupa la dehesa también para pastos; seis yugadas de eras para trillar; una casa para las juntas de este concejo y cerrar los granos de él, otras dos casas en que habitan el herrero, y guarda; otra casa que sirve de fragua, y un corral para cerrar los ganados mayores y menores de este Lugar; dos pagos que nombran el de los cotos y el otro los terreros, cuyo agostadero se arrienda uno en cada un año, el que produce setecientos diez y ocho reales y si estos propios todos se arrendaran producirían anualmente dos mil ciento dos reales de cuyos efectos darán la justificación correspondiente y responden.
A la vigesimocuarta dijeron que este Lugar, no disputa, sisa, ni arbitrio alguno, y responden.
A la vigesimoquinta dijeron, que este Lugar y su común tiene que satisfacer en cada un año ochocientos noventa y seis reales en salarios, de sacristán, fiel de fechos, misas votivas, sermones, letanías, gastos de justicia, pasos de soldados, componer fuentes y caminos, y otras cosas que por menor se expresarán en la relación de gastos, que acompañará a estas diligencias, y responden.
A la vigesimosexta dijeron que no hay cosa alguna de lo que contiene esta pregunta, y responden.
A la vigesimoséptima dijeron que este Lugar está cargado de servicio ordinario y extraordinario, por el que se paga a S.M. lo que queda citado en la segunda pregunta y responden.
A la vigesimoctava dijeron, que las alcabalas, tercias, y martiniegas se pagan igualmente a S.M. como queda dicho, en la expresada segunda pregunta, y decimoquinta, y responden.
A la vigesimonovena dijeron que en este Lugar no hay taberna, ni tienda alguna, porque para el abasto preciso de los pasajeros anda por adra este gobierno, cuya circunstancia es igualmente para su alojamiento, por no haber casa mesón, y responden.
A la trigésima y trigésimo primera dijeron que en esta población y término, no hay cosa alguna de lo que contienen estas preguntas, y responden.
A la trigésimo segunda dijeron que solo hay un sacristán, el que puede ganar en cada un año por este oficio, y el de fiel de fechos cuatrocientos cuarenta reales; diez pastores para la guarda y custodia del ganado lanar, los que pueden ganar cada uno al año quinientos reales; un guarda para el ganado mayor y menor, el que puede ganar en cada un año cuatrocientos ochenta reales de vellón y responden.
A la trigésimo tercera dijeron, que en este Lugar hay un maestro herrero, el que puede ganar a su oficio y el de herrador, en cada un día cuatro reales de vellón, un aperador para componer arados y carretas el que puede ganar al día cuatro reales empleándose a este oficio ciento ochenta días al año; quince labradores y nueve criados para el mismo efecto; los que pueden ganar al día dos reales de vellón, y responden.
A la trigésimo cuarta, quinta, sexta y séptima preguntas dijeron, que en esta población, no hay cosa de cuanto contienen, y responden.
A la trigésimo octava dijeron, que en este Lugar hay un clérigo, que lo es el cura vicario, y responden.
A la trigésimo novena dijeron, que en este Lugar, no hay cosa de cuanto previene y responden.
A la cuadragésima y última pregunta, dijeron que en este Lugar y su término no tiene S.M. (que Dios guarde) rentas ni finca alguna, que no corresponda a las generales y provinciales, a excepción de mil ciento treinta y seis reales que por un quinquenio importan los dos novenos, en las tercias reales y responden.
En cuya conformidad, se concluyó el interrogatorio antecedente, y habiéndose vuelto a leer a los dichos alcaldes, regidor, peritos y personas diputadas: dijeron que todo cuanto llevan dicho es la verdad, en fuerza del juramento que tienen prestado, sin tener que añadir, ni quitar, en lo que se afirmaron, y ratificaron y firmaron los que supieron, y por los que no un testigo, confesaron ser de edad, el dicho Sebastián Martínez de cuarenta y dos años, Manuel Morales de treinta y cinco, Manuel Ruiz de veinticuatro , Joseph Diez de cincuenta y tres, Juan Martínez de cuarenta, Miguel Palomar de setenta y cuatro, Juan Sanz de cincuenta y dos, Nicolás Jiménez de otros cincuenta y dos, Thomas Melendo de cuarenta y uno y Bernardo Ramírez de cuarenta y dos, todos poco más o menos de todo lo cual, y de que firmo su Merced, Yo dicho escribano doy fe = Jacinto Herrera = Sebastián Martínez = Manuel Morales = Joseph Diez = Juan Martínez = Juan Sanz = Juan Antonio de Ciria = Nicolás Jiménez = Thomas Santiago Melendo = Bernardo Ramírez = Ante mi Pedro Del Campo Rico =
Es copia de las Respuestas Generales originales, que paran en esta contaduría. Soria diez de Diciembre de mil setecientos cincuenta y tres años.
Bermúdez
Manuel Blasco Jiménez en su NOMENCLATOR DE LA PROVINCIA DE SORIA, cuya primera edición fue publicada en 1880, describe Aldealafuente en los siguientes términos:
Aldealafuente, pertenece al obispado de Osma, Audiencia territorial de Burgos y a la Capitanía general de Aragón y partido de la Capital, de la que dista cuatro leguas, comunicándose por camino de herradura que cruza por Alconaba. Su escuela, que es incompleta, tiene de asignación anual 500 pesetas, casa y retribuciones.
Aunque el Duero discurre por parte de su término, para nada utiliza sus aguas, y si bien al vecindario no le faltan potables, en cambio ha de darle pena tener que abastecerse de combustible: acaso no puedan contarse una docena de árboles en su terreno, ni un arbusto se levanta quizás en su dilatado campo, como no sean raquíticos tomillos y algunas plantas medicinales entre las que merece justa fama la manzanilla.
Sus producciones son las elementales de la agricultura, y aunque en otros tiempos obtuvo fama el ganado lanar que pastaba por la dilatada llanura, hoy se halla tan sumamente mermado, que apenas su número se distingue del de los demás pueblos vecinos.
Así como los habitantes de diferentes partidos suelen ser clasificados por sus propios usos y costumbres, y dentro de esos mismos partidos se encuentran regiones más o menos identificadas con las prácticas de la Capital del departamento judicial respectivo, y por consiguiente se observa en ellas mayor decisión a imitarle, el Campo de Gómara, a la que pertenece el pueblo de que nos ocupamos, no puede evitar la tendencia esa: sus moradores se distinguen por su laboriosidad e índole pacífica, y nos place advertir que en ninguna circunscripción de la Provincia obtiene la mujer mayores consideraciones del cabeza de familia que en el citado Campo. En cambio aconsejaríamos a este mayor diligencia en la plantación de arbolado, con el cual parece estar reñido sin ánimo de ajuntar nunca paces.
Confina el término con los de Candilichera, Cabrejas del Campo, Ribarroya y Tardajos.
La posición que ocupa, sobre una extensa llanura, es causa de que los vientos le soplen libremente, pero esta misma circunstancia hace que su clima sea sano.
El número de habitantes asciende aproximadamente a doscientos cincuenta.
Es meritorio y muy conocido el volumen “SORIA PUEBLO A PUEBLO” publicado en 1996 por las hermanas Isabel y Luisa Goig. En él las autoras recogen la siguiente canción:
Albada típica de Aldealafuente:
“A esta puerta hemos llegado
con intención de cantar
si no quieres que cantemos
nos volveremos p'atrás.
Yo que el primero he llegado
yo que el segundo también
voy a cantar esta albada
no sé si la acertaré.
Buenas noches a la una
buenas noches a las dos
y a todos los de esta casa
buenas noches nos dé Dios.
A todos los de esta casa
la virgen les acompañe
y a nosotros Dios del cielo
porque estamos en la calle.
Hemos tenido noticias
De que os habéis casado
Mis compañeros y yo
La enhorabuena os damos”.
Aunque es probable que la entrada no sea exclusiva de Aldealafuente, no lo es menos que en cada pueblo pudo tener ramificaciones diferentes. Añadimos algunas estrofas más que recuerdan los abuelos de nuestro pueblo.
Florezcan todas las flores
florezca la del romero
florezca y viva la fama
del señor cura el primero.
Florezcan todas las flores
florezca la del peral
florezcan todas las flores
las de todos en general.
Agarraos al señor cura
que a la iglesia habéis entrado
y allí en la grada mayor
os habéis arrodillado.
Os pregunta de uno en uno
de un de dos andeambos
si os queréis por esposos
o por amables casados.
Y lo mismo les pregunta
a los que presentes se hallan
y todos han respondido
ninguno sabemos nada.
Cuentan los más ancianos del pueblo una curiosa leyenda que nadie sabe cuando ocurrió, pero que todos dan por cierta. Bueno, todos menos probablemente los habitantes del vecino pueblo de Candilichera, pues también a ellos les concierne la historia y desconozco si la versión que allí pudieran contar coincidiría con esta.
Dicen que en Aldealafuente había una campana... , en realidad había dos pero sólo una poseía unas cualidades excepcionales. Tenía la virtud de ahuyentar o deshacer las tormentas con las vibraciones que producía al tañer. Podéis atribuirlo a propiedades mágicas, o a hechos de carácter milagroso y también cabe pensar que realmente las vibraciones actuaban sobre las nubes, como si de un artilugio de alta tecnología se tratase.
Sea como fuere, en Aldealafuente se libraban de las tormentas y sobre todo de su dañino granizo que machacaba las cosechas. Mientras tanto en los pueblos vecinos recibían los granizos que les correspondían a ellos y, seguramente, parte de los que no habían caído en Aldealafuente.
Candilichera tomó la iniciativa y propuso a Aldealafuente un trato: cambiarían la campana por una dehesa que se encontraba en la linde de los dos pueblos. La dehesa tenía que ser productiva y extensa, pues los vecinos y autoridades de Aldealafuente aceptaron el trato.
Hasta aquí cuentan que es verdad, y luego cuentan que si la campana allí no funcionaba, que si querían que les devolvieran su dehesa, ... pero seguramente serán leyendas que contaban los abuelos a los niños en las largas noches de invierno, al amor de la lumbre.